Tricantina por Peru

Buenos días: 

Aprovecho los minutillos. 
Los primeros días en Perú fueron maravillosos. Como podéis ver los que tenéis face, me llevaron a sitios fantásticos de comida. Para mí la comida peruana era prácticamente
desconocida hasta que decidí hacer este viaje. Y desde entonces, he ido de sorpresa en sorpresa, primero en Madrid y después en lima.

Fantástica, increíble, toda una experiencia. Pero no solo cuando vas a sitios buenísimos, que los hay y me parecieron todo una vivencia, sino cuando comes por la calle.

El domingo tomé en la calle un pollo al horno increíble. En fin,      en Lima visité un par de museos: el Larco, con una buena colección de cerámica erótica,

y el centro de la ciudad, con su catedral y alguna cosa mas.

El lunes vine a Un pueblo de la sierra de lima, primero en coche y después en una furgoneta grande. Acompaño a los niños de un colegio hispano alemán. Me  confundí y creí que venía a la selva pero no, era sierra pura, a 3600 metros, por lo que mi ropa era de lo mas inadecuada.

Desde entonces, mi máxima preocupación es no padecer del mal de altura. Pastillas, mate de coca y todo despacito son las claves. Hace un frío de muerte y la comida es muy diferente aunque llena. Será por el mal de altura? 
La gente en la sierra es dura, como en otros lugares, casi no te miran y cuesta establecer contacto con ellos.
Me ha tocado dormir con las dor monjas en un sitio helador que llaman hotel. Por supuesto estos días me olvido de ducharme ( lo haré el próximo mes aunque no me haga falta).

Hoy me he levantado temprano y, como no había nadie mas, he estado charlando, es un decir, con las mujeres, aunque hablan poco y raro.
Como es de suponer vida dura: se levantan a las 5 para llevar los animales al campo y vuelven para preparar a los niños para el colegio. Aunque realmente poco pueden porque ya están liadas con comida, quitarle la piel al cordero (eso es lo que me han enseñado hoy pero mejor no me pidáis que lo haga).
En el cole, niños en formación de aquella manera, salves a dios y a la patria y media hora de charla de cada uno de los jefes,que de eso sí que hay. Es dura la vida en estos sitios. Ya desde pequeños la piel quemada del frío y el calor extremos.  No estaría de mas mandar toneladas de crema protectora. En fin, esas cosas que se ocurren entre su millón de necesidades.
Un beso a todos,