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Preciosa puesta de sol se ofrece a jóvenes enamorados para darles un empujoncito (Forges)







viernes, 8 de agosto de 2014

Tricantina por Perú IX

Cuando salí hacia Arequipa me sentía desamparada. Llevaba tanto tiempo compartiendo tantas cosas maravillosas con tanta gente estupenda, que no me veía ahora tantas horas sola. Además, me habían avisado tanto de que me podian robar, violar...que poco menos que me sentía metiéndome en la boca del lobo.
Primera sorpresa: el autobús era genial, equivalente a un primera de avión.
Si, ya sé que me preferís en la chicken class pero por estos lugares es mejor prevenir. Parece ser que en otros autobuses, al hacer paradas, atracan a la gente, eso cuanto menos Aprovehé para leer un libro de Bryce Echenique que estaba en la pantalla del bus: El huerto de mi amada. La lectura es. Una forma estupenda de conectar con la personalidad de los pueblos. El resto ya lo pasé durmiendo, eran 16 horas de bus.
Al llegar a Arequipa el taxista no estaba muy contento de dejarme en ese hotel, no le parecía apropiado para mí. Sin embargo, aunque era económico, dormí de maravilla esos días. Encima conseguí habitación doble a precio de individual. Carmen, mi maestra de viaje, estaría orgullosa del chollo.
Cuando ya se me pasó el susto de ir sola, me encontre fenomenal en esa ciudad a pesar de la amenaza sísmica constante (no sé si el letrero en el débil edificio de mi hotel me tranquilizaba).
Ese día aproveché para visitar elMonasterio de Santa Catalina. Es una  preciosidad que merece la pena. La lástima era el griterío y los comentarios tontos del público que no permitían crear el clima adecuado (ese mismo día había leído un artículo de Javier Marías sobre la falta de cultura en temas religiosos que provoca que la gente no entienda lo que visita. Esa tarde lo vive personalmente).
Cené genial en el restaurante de Gastón Acuria, toda una celebridad aquí.
Venir a Perú y no lanzarse a probar su excelente y variadísima cocina, es perderSe otra de las maravillas del mundo. Pero es que afmeás los precios son buenísimos. La cultura gastronómica de los peruanos es altísima.
Al día siguiente salí a hacer un tour en un bus turístico. Ahí si que Carmen no me lo perdona. Pero como soy castellano parlante , iba en un autobús con peruanos. Toda una experiencia en la cual pude ver zonas de la ciudad que de otra forma  me habría perdido.
Paramos a comer en una picantetía, típica en las afueras de la ciudaddonde se   come mientras una orquesta conta a todo teapo. Allí conocí a un compañero de viaje por un día, que me permitió hacerme alguna foto. Ellos se hacen 300 en cada lugar pir si no salen.
Al final, un paseillo un poco ridículo a caballo y vuelta a la ciudad


El último día rn la ciudad me esperaba el Colca. Salida a las dos y media de la mañan. Durante el viaje de vez en cuando un vistazo para no perderme el esplendido cielo repleto de estrellas. Y la mañana siguuiente no fue menos. Disfruté de un paisajeque pocas veces creo que vaya a volver a ver, con barrancos increíbles y, especialmente. El vuelo del cóndor.
Como mi cámara no daba para mas, hubo un momento en que la dejé para disfrutar direntamente de su magnifico vuelo. Mientras, los turistas estaban mas ocupados de sacarse una foto al borde del precipio. Ocurre siempre, somos lo mas importante haya donde vayamos. Ay . 

De Arequipa me quedo con su calma , su paz y mis dos señoras, con lad que pasé horas hablando mientras me  tomaba quedo helafo. Nos hicimos una foto las tres juntas. Corriendo, la revelé y le entregué una a cada una . Y así, con laxos invisibles, me fui de esa ciudad. Camino a Juliaca

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